En el último periodo de gobierno del general Porfirio Díaz (1884-1911), se generó una transición de la tierra hacia particulares. En pago de los deslindes efectuados al Ing. Manuel J. Avila y el general Joaquín Mucel, les fueron otorgados un latifundio que llevaría por nombre Matamoros, en el cual quedó comprendido parte del actual municipio de Escárcega.
Con estas decisiones, Díaz pretendía, por una parte beneficiarse con la apertura al capital extranjero de la reserva selvática de la península y por la otra, otorgar privilegios al pequeño grupo que controlaba la política y economía local, del cual formaba parte el general Joaquín Mucel.
En este espacio, enclavado en una región no sólo de tierras fértiles sino también de aguadas y ciénegas, fue particularmente abundante el árbol silvestre denominado por los indígenas ok o palo de tinte o de Campeche como lo denominaron los españoles, que al hervirse en grandes calderos, su jugo producía una pasta que era utilizada, antes de la invención de los colorantes químicos, para teñir las telas de color azul oscuro o negro. No obstante que crecía en toda la península, fue en esta región donde su explotación, principalmente durante el siglo XIX, determinó la organización de la vida social de la zona.
La penetración del capital extranjero que promoviera el régimen porfirista fue favorecida aun más por el gobierno de Venustiano Carranza.
En 1956 el Congreso del estado declara villa y cabecera a la sección municipal de Escárcega perteneciente al municipio del Carmen, nombrando al C. Prof. Francisco castillo Maldonado como presidente de la Junta Municipal, y finalmente por decreto de la LIII legislatura, publicado el 19 de julio de 1990, se convierte en el noveno municipio del estado de Campeche. Dicho decreto entró en vigor el día primero de enero de 1991.
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