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Historia Nativitas Tlaxcala

Epoca Prehispánica

En la fase Tlatempa, 30 villas toman el control de 120 aldeas y estancias, mismas que se encuentran distribuidas en una extensión aproximada de 2 200 kilómetros cuadrados, calculado una población de 39 000 habitantes. Entre las 30 villas destaca la que se ubicó en terrenos de San Rafael Tenanyecac, el asentamiento más antiguo de Nativitas.

La villa de San Rafael Tenanyecac debió contar con una estructura piramidal y gran diversidad en sus construcciones arquitectónicas, lo que permitió una diferenciación social hacía el interior de la misma. El grueso de la población debió tener construcciones sin cimentación y de material perecedero.

La construcción de terrazas en las laderas de las lomas se multiplican, a la par que se desarrollan las técnicas para el control y aprovechamiento del agua de lluvia, mediante la construcción de canales en la parte superior o inicio de la terraza, dando continuidad al peralte de la terraza anterior. Los canales servían para drenar los excesos de agua orientándolos hacía pequeñas barrancas; cuando la cantidad de agua captada era moderada, los campesinos taponeaban con piedra y lodo los extremos de los canales para mantener la humedad más halla del periodo de lluvia. En este último caso, el agua arrastraba un sedimento rico en arcillas y limus asentado en el fondo de los canales, que al desazolvarlos se usaban como fertilizantes.

La explotación de terrenos mediante la construcción de terrazas, permitió el aprovechamiento de sitios que por su configuración orográfica hubiera sido imposible utilizar, además servían para evitar la erosión de los suelos. De la construcción de canales y el aprovechamiento del agua, se deduce que los campesinos de San Rafael Tenanyecac habían logrado acumular conocimientos sobre los ciclos climáticos, de las estaciones del año y de los posibles ciclos agrícolas. Conocimientos que detentaban los chamanes o sacerdotes.

La cerámica en esta fase adquiere mayor relevancia por su calidad, formas y usos. Las piezas serán conocidas como vajilla Tlatempa blanca y Tlatempa rojo. La primera en sus variantes inciso y excavado, y la segunda en las modalidades rojo sobre blanco raspado y rojo interior blanco exterior. Los metates plenamente elaborados en formas ovalada y rectangular, con o sin patas, así como las manos u objetos activos para moler fueron de formas cortas y alargadas, confeccionados por los ralladores de piedra de San Rafael Tenanyecac, quienes también producen las navajas prismáticas de obsidiana, de sílex o de basalto y puntas de proyectil, predominando las de espigas. No está ausente la confección de cuchillos, raspadores, tasadores y perforadoras.

Es muy probable que como parte de la producción del ajuar utilitario de esta fase, los artesanos de San Rafael Tenanyecac también hayan incursionado en la producción de redes y cestas elaboradas de fibras vegetales, así como punzones y agujas de hueso, además de otros materiales de madera como astiles sobre los cuales montaron las puntas de proyectil, y que no han llegado hasta nosotros.

Con la aparición de los comerciantes y el crecimiento de los oficios como los ceramistas, albañiles, ralladores de piedra, cesteros, etc., la sociedad se muestra más especializada. Despuntan los chamanes o sacerdotes al administrar los ritos y el culto religioso a Huehuetéolt, y a otros dioses que aparecen en figurillas de barro con características zoomorfas y antropomorfas. Los sacerdotes se convierten en los dirigentes de San Rafael Tenanyecac, pues habiendo acumulado los conocimientos técnicos, son los que deciden sobre los momentos para la siembra y cosecha así como su distribución, incluyendo estos eventos como parte de los ritos y ceremonias religiosas.

Las técnicas de construcción se multiplican, los arquitectos del Nativitas prehispánico fabrican retículas de adobe rellenos de piedra o tierra, como base o núcleo de la construcción de sus plataformas o pirámides escalonadas, recubriendo con estuco las estructuras cívico-religiosas construidas con piedra careada o tepetate recortado. Es probable que el diseño arquitectónico del cerro Xochitécatl, asumiera una forma defensiva mediante la construcción de fosos y observatorio militar, pues se observan lugares de control para la entrada y salida de la población. Los ingenieros hidráulicos de La Canterita o El Crucero, llegan a controlar los recursos hidráulicos al máximo cuando aprovechan los campos inundados o un nivel freático elevado para construir chinampas y camellones, donde realizan cultivos de humedad. Este paso tiene un alto significado, porque el hombre ya no sólo intenta controlar el medio, sino que lo modifica. Estos adelantos son posibles cuando la intelectualidad de La Canterita o El Crucero, tienen un conocimiento preciso de su hábitat, y cuentan además con una organización social fuerte que centraliza el poder.

Solamente al noroeste del Bloque Nativitas, San Juan Mixco mantiene su condición de ciudad fortificada, de la que dependen 12 poblaciones menores. Los sistemas constructivos en San Juan Mixco siguen siendo los mismos que la fase Tezoquipan, con la construcción de plataformas superpuestas en talud y la orientación norte-sur, de los edificios principales, con ligera desviación al este. Se deja de usar el recubrimiento con estuco y cuando aparece, es más delgado que el usado en la fase Tezoquipan. San Juan Mixco en estas condiciones dedica sus energías más a la fortificación que a los edificios de carácter religioso. Las pirámides o plataformas sólo presentan paramentos en talud y de un sólo cuerpo, a diferencia de las fases anteriores donde las pirámides se construían de dos a tres cuerpos superpuestos. Para esta época el tablero-talud ha sido totalmente abandonado.

Los campesinos de San Juan Mixco ya habían asimilado los adelantos logrados en la producción agrícola, con las técnicas de cultivo y el instrumental técnico para el control del agua. Durante la fase lo seguirán utilizando sin realizar innovaciones. En el caso de los cultivos de humedad encontramos una disminución de la construcción de chinampas y camellones, como consecuencia de una modificación en la posesión y control de los terrenos, pues las planicies pasan a control de los grupos teotihuacanos o de cultura cholululteca, dejando las cimas, laderas, cañadas y estrechos valles a los grupos Tenanyecac.

La Colonial.- Don Diego Muñoz Camargo en la Relación Geográfica del siglo XVI confirma que el lugar tenía escasa población en los años inmediatos de la conquista, pues comenta que la dispersión de la población obligó a las autoridades eclesiásticas a congregar a "los indios" que estaban desparramados en unas 'ciénegas', concentrándolos en la vieja población de Yancuitlalpan a efecto de establecer una 'doctrina', pues resultaba difícil atender a su evangelización, por la dispersión de los asentamientos. Agrega el historiador, que por acuerdo de don Martín Enríquez, se fundó un monasterio de la orden de San Francisco. Nativitas es descrito como abundante en cosechas de maíz y de legumbres porque cuenta con abundante agua, procedente de los ríos que pasan a sus lados, como por las numerosas ciénegas que subsisten.

No ha sido posible precisar la fecha de la refundación colonial de Santa María Nativitas, pero pudo ocurrir alrededor de 1560, siendo virrey de la Nueva España don Luis de Velasco. Pedro Oróz, Jerónimo de Mendieta y Francisco Suárez en su Relación de la descripción de la provincia del Santo Evangelio que es en las indias occidentales que llaman la Nueva España, hecha en el año de 1585, indican que el monasterio de Santa María Nativitas tenía un predicador y otro fraile, que el convento estaba viejo o mal conservado, aún cuando su construcción debió ser posterior a 1569.

El proceso de penetración española en Nativitas fue rápido. En la última década del siglo XVI, del catastro elaborado para la relación geográfica, se desprende que Nativitas contaba con 32 propietarios rurales españoles y un mulato Juan Díaz, dedicados a la producción agropecuaria. La mayoría de los propietarios españoles se dedicaban a la producción mercantil de maíz y trigo, obteniendo altos rendimientos, pues la relación entre simiente y cosecha se calculaba de 1 a 300-600 fanegas. El alto rendimiento era consecuencia de la disponibilidad de recursos acuíferos y de la excelente tierra, pero además los europeos habían realizado algunas innovaciones tecnológicas que superaban con creces los usados por los cultivadores indígenas: el uso del buey y la roturación del terreno mediante el arado de reja, además del uso de fertilizantes de procedencia animal, etc. Es probable que los colonos españoles más emprendedores hayan construido canales de riego en ese momento.

En la Memoria de Propietarios Rurales de 1630, se registra el nombre de 19 propiedades, entre ellos el de la Compañía de Jesús, que tenían en sus fincas 204 gañanes casados y 32 solteros. Las cifras anteriores dan una idea del grado de penetración que habían alcanzado los españoles en Nativitas y las transformaciones que estaban ocurriendo en la producción agrícola, dando preeminencia a la producción mercantil, frente a la producción de autoconsumo en la que se había replegado los agricultores indígenas de las ciénegas, donde practicaban los cultivos de humedad mediante la construcción de chinampas y camellones, tecnología que habían heredado de sus antepasados, y de las que obtenían hasta tres cosechas anuales de chile, frijol, calabaza, amaranto y maíz.

Los españoles en Nativitas no se interesaron por el ganado, por que pronto observaron que la fertilidad del suelo provenía de los desbordamientos de los ríos Zahuapan y Atoyac, que dejaban las tierras enlamadas una vez que las aguas tomaban su cause natural. La lama contenía el limus que arrastraban las aguas de los ríos fertilizando de manera natural los suelos adyacentes. La producción de maíz, trigo, cebada, centeno, frijol, haba, alverjón, lenteja, chile, etc., fue propicia en estas condiciones, además también se producía una amplia variedad de hortalizas. Nativitas como en el resto de Tlaxcala, resultó afectada por el diagnóstico de la Nueva España que elaboró don José de Gálvez entre 1759 y 1788, y del que la monarquía española se propuso transformar la administración colonial, con el objeto de incrementar la riqueza que era transferida a la metrópoli. Con esta medida, La corona y las autoridades del virreinato pretendían menoscabar los privilegios y las viejas ordenanzas que daba a Tlaxcala autonomía. se desconoce cuál fue la participación de Nativitas en el conflicto, pero es probable que participó al lado del Cabildo de Tlaxcala, quien emprendió una campaña hasta obtener la separación de su gobierno respecto de la Intendencia de Puebla.

La antigua Provincia de Tlaxcala, antes de la Independencia estaba dividida en siete tenientazgos. El tenientazgo de Nativitas incluía las poblaciones siguientes: Santa María Nativitas, Santo Toribio Xicotzingo, Santa Inés Zacatelco, San Francisco Tepeyanco, Santa Isabel Xiloxoxtla, San Luis Teolocholco, San Antonio Acuamanala, San Pablo del Monte, Santa María Aztama, San Cosme Mazatecochco, San Miguel Tenancingo, Santa María Axotla, San Francisco Papalotla, San Vicente y Santo Tomás Xoxtla.

La situación económica y social debió ser próspera para los hacendados y para sus administradores de las diferentes fincas de Nativitas, en los años que precedieron a la guerra de Independencia. Pero no era agradable para los gañanes y para los habitantes de los diferentes pueblos, quienes subsistían de milagro. Por ello no les fue difícil incorporarse de manera individual a las filas de los insurgentes.

Siglo XIX

La Independencia.- Entre los forjadores de la nueva Patria destaca la figura señera de Vicente Gómez, originario de Nativitas, quien junto con sus familiares empuñarón la espada en defensa de la libertad y contra la opresión española. Vicente Gómez, Juan Francisco Osorno, Miguel Serrano, Antonio Arroyo y Juan Cortés, formaron la pléya de tlaxcaltecas que se unieron a las fuerzas insurgentes. Mantuvieron un contacto permanente con la junta de Zitácuaro bajo el liderazgo de José López Rayón y posteriormente con las fuerzas de don José María Morelos. A la muerte del "Rayo del Sur" las disidencias estuvieron a la orden del día, desmoralizando a los revolucionarios de Nativitas. Muchos de ellos se acogieron al indulto que ofreció don Félix Calleja Molino del Rey, por lo que desmerecieron ante la posteridad. Esta no debería ser tan severa en su juicio, pues debe tomar en consideración las circunstancias del momento.

El territorio subsistía gracias a las haciendas agrícolas y ganaderas, sobre todo las de Tlaxco, Huamantla, Chiautempan y Santa María Nativitas. El ascenso de los centralistas significó un retroceso mayor para Tlaxcala y Nativitas, pues de manera autoritaria y sin consultar a la población, Tlaxcala fue anexada al Departamento de México, como un distrito más, con capital en la lejana ciudad de Toluca.

La Reforma.- Fue en la administración de don Miguel Lira y Ortega que se inicia la apertura y construcción del camino de Nativitas a la tierra Caliente, cuyos trabajos fueron costeados por los hacendados del Valle de Nativitas, quienes se organizaron bajo la presidencia de don Bernardo Caso. Para operar el nuevo camino fue necesario construir un puente de tamaño mayor sobre el río Atoyac y otros cinco más a lo largo del camino de cantera, que fueron costeados por los hacendados don Félix Pérez, don Manuel Conde, don Juan Espino y don Baldomero Rejón y otros hacendados más.

El Porfiriato.- Es muy probable que los hacendados de Nativitas, hallan solicitado los buenos oficios del gobernador para que éste, a su vez, le pidiera al presidente Porfirio Díaz que el trazo del Ferrocarril Interoceánico fuera desviado un kilómetro y cruzara por el valle de Nativitas.

No debieron tener mucho éxito las gestiones porque para suplir esa deficiencia, los 7 más importantes hacendados se asociaron para construir un ferrocarril de uso privado al que denominaron "Agrícola del Valle de Nativitas", el cual comunicó a las 7 fincas con dos estaciones: la de Aculco, del Ferrocarril Interoceánico y la de Panzacola, con el Ferrocarril Mexicano.

Los pueblos paradójicamente luchaban por tener acceso al agua que les suministraban las haciendas, pero no pudieron librarse de los excesos que los inundaban cuando las lluvias eran abundantes, provocando el desbordamiento de los ríos. Las acciones de la naturaleza fueron tan graves que varios pueblos desaparecieron, como el de Santa Elena en el municipio de Nativitas, cuyos terrenos eran inundados frecuentemente por los ríos Zahuapan y el Atoyac. Estos terrenos fueron comprados por la hacienda de Santa Agueda, trasladándose los antiguos moradores a San Jorge Tezoquipan, del municipio de Panotla. Otro caso similar fue del de Santo Tomás Xoxtla, que fue trasladado por orden del gobernador en 1887 a terrenos de "La Virgen' dentro del municipio de Nativitas, por las inundaciones a que estaba sujeto en los periodos de lluvias.

A veces los conflictos surgían entre los dueños de los terrenos que habían sido adjudicados como consecuencia de la aplicación de la desamortización de las antiguas propiedades comunales. Como sucedió entre los vecinos de Nativitas donde las autoridades intentaron anular adjudicaciones concedidas con anterioridad.

Las pugnas de los grupos políticos en Nativitas se manifestaron en las elecciones municipales de 1904, 1906 y 1907, comicios que fueron anulados ante el cúmulo de quejas y recriminaciones de fraudes. Pese a estas inconformidades o seguramente por ellas, subsistía en Nativitas el "Club Melchor Ocampo" que sostenía la reelección de don Próspero Cahuantzi para el periodo 1909-1913. La directiva del club estaba integrada por Marcial Dávila, Joaquín de San Pedro, Isaac Morales, Luis Pérez y Agustín Sánchez.

Siglo XX

La Revolución Mexicana.- Los natividences sentían la imperiosa necesidad de sumarse a la revolución, pero el "Resguardo Agrícola", fuerza armada pagada por los hacendados de Nativitas, inhibían el descontento que privaba en los peones acasillados de las haciendas.

Los revolucionarios tlaxcaltecas no dan tregua al gobierno usurpador y entre los muchos enfrentamientos que ocurren destaca el del 3 de junio de 1917, cuando los constitucionalistas coronan los cerros alrededor de Nativitas y quienes se lanzan a as dos de la tarde contra el destacamento federal que se encontraban en la población. El fuego nutrido duró hasta las cuatro de la tarde, pero ante la imposibilidad de tomar la población, se retiran los revolucionarios.

Los vecinos de Nativitas recuerdan con afecto al general Domingo Arenas, quien durante la administración del general Machorro, ordenó a su subalterno, general Marcelo Portillo, fraccionar la hacienda de San Juan Mixco entre los vecinos de San Damián Texoloc, Santa Apolonia Teacalco y San Vicente Xochitecatitla.

Epoca Contemporánea.- Domingo Arenas a su paso por Nativitas dejó una estela de ideales agraristas que difícilmente iban a olvidar los campesinos. Quienes con añoranza vieron a los gobiernos revolucionarios fraccionar las haciendas en un acto de justicia social y de distribución de la riqueza, auguraron el fracaso de la propiedad ejidal. Los primeros balbuceos de los ejidatarios no fueron fáciles, pero sólo la tenacidad y el amor a la tierra superaron las inercias de la vieja servidumbre a la que habían estado sometidos. El distrito de riego del Atoyac-Zahuapan, que abarca 3 800 hectáreas, sigue produciendo excelentes cosechas de maíz, trigo, frijol, hortalizas, forrajes y frutales. La tierra no ha perdido su fertilidad, pues los ejidatarios conservan muchas de las técnicas prehispánicas de cultivo, mejoradas con las contemporáneas.

Tampoco han olvidado el manejo del ganado lechero que hizo famosa a Santa Agueda. Siguen creando y manteniendo un numeroso hato lechero. También han desarrollado granjas porcinas y avícolas, e incluso la apicultura es una actividad con muchos seguidores.

La energía eléctrica vino a impulsar el desarrollo regional. De igual manera ha coadyuvado al mismo, las modernas carreteras que comunican a este municipio con el resto del estado y el país. La enseñanza técnica agropecuaria a nivel de segunda enseñanza y una infraestructura de primarias y jardines de niños, así como la cercanía con otros municipios, permiten a la juventud estudiosa de Nativitas acceder a mejores niveles de educación. La salud cuenta con los servicios de instituciones públicas.

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