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Historia Juchipila Zacatecas

Antecedentes Prehispánicos

 Definida la batalla del Mixtón a favor de los españoles en diciembre de 1541, ante la repugnable orden de Mendoza de matar a todos los indios sobrevivientes que hayan quedado escondidos en los arroyos, los frailes franciscanos Antonio de Segovia y Miguel de Bolonia suplicaron al Virrey que perdonara la vida a esos infelices que todo lo habían perdido, y ellos subirían al cerro a bajarlos de paz. Luego de estos ruegos y súplicas convencieron al Virrey Antonio de Mendoza, logrando bajar alrededor de seis mil indígenas con los cuales fundaron la villa de Juchipila en el mes de enero, día 20, poco más o menos, del año de 1542, considerándose a estos dos frailes como sus fundadores: Antonio de Segovia y Miguel de Bolonia, en el lugar en el que se encuentra ahora, conservando el nombre de la antigua Xochipillan, edificada, según afirma el historiador de la microhistoria regional, José Muro Ríos, en Pueblo Viejo. Esta afirmación la fundamenta en sus trabajos de investigación realizados a través del tiempo. Elías Amador en su Bosquejo Histórico de Zacatecas, localiza este asentamiento prehispánico en la pequeña aldea de La Tiricia; pero también pudo haber sido Guadalajarita o Contitlán. O quizá el Cerro de las Ventanas. En cualesquiera de estos lugares que haya sido, debe tenerse presente que Xochipillan llegó a ser el centro comercial de mayor importancia de los señoríos que conformaban la Gran Caxcana. No menos importante lo fue en lo económico y en lo político.

Por los objetos encontrados en diversos lugares de la región caxcana, los arqueólogos identifican las características de estos objetos con los de la cultura chupícuara y la de chalchihuites. El sitio arqueológico localizado al sur de esta ciudad ( destruido en su mayor parte por la acción de las lluvias, el tiempo y el viento, y sepultado por la maleza) es el cerro de las Ventanas, que por lo pronto se cree que corresponde a la cultura teotihuacana. Desafortunadamente no se han  dado a conocer las conclusiones del trabajo de investigación que realizó la arqueóloga Elizabeth O. Mozzillo de la Universidad de Tulane, E.U. para su tesis doctoral en Arqueología sobre este sitio poblacional.

El asentamiento de Xochipillan tuvo como primeros pobladores a los caxcanes, tribu de filiación azteca, la cual ocupó parte de lo que hoy son los estados de Zacatecas y Jalisco, caracterizándose por una tendencia bélica y desplegando una táctica a la ofensiva-defensiva.

Antecedentes Coloniales

Muy poco se sabe del pasado de los caxcanes hasta antes de la llegada de los españoles; difícil es determinar con posibilidades mínimas de error, la fecha de su establecimiento en estas tierras  (1170 aproximadamente)Unos cuantos vestigios existen aún, algunos inexplorados a estas fechas. Gran parte de su cultura continúa siendo un enigma hasta para los especialistas en estos menesteres. Bueno sería que el gobierno del Estado se preocupara en patrocinar una investigación de lo que hay escondido entre los escombros del tiempo; en ruinas sepultadas por los árboles y la maleza, de aquellos primitivos pobladores de estos lugares.

En aquellos tiempos prehispánicos los pueblos del Cañón de Juchipila y otros no comprendidos en su jurisdicción, formaban un cacicazgo de considerable importancia, cuya capital en lengua caxcana se nombraba Xochipillan, y tenía como tributarios a los señoríos de Apotzolco, Xalpan, Ahuanochco, Metahuatzco, Apolco, Mezquitlan, Tepechitlan y otos más.

En 1530 parte del ejército expedicionario de Nuño Beltrán de Guzmán comenzó a ocupar militarmente las tierras de los belicosos caxcanes, cuya conquista de la Gran Caxcana difiere de las otras regiones del país porque los naturales de estas tierras fueron vencidos por la superioridad de las armas y no por el miedo, el engaño y la superstición.

Desde el primer contacto que tuvieron los caxcanes con los blancos, los hostilizaron. Los embajadores españoles que fueron respetados, agasajados y espléndidamente obsequiados en otras regiones de Mesoamérica, encontraron la muerte en la Caxcana, como única respuesta a sus demandas; el orgullo de esta raza india no toleró que sus varones fueran utilizados como bestias de carga por los vencedores, quienes tantos tamemes tuvieron en otras partes. Muchos soldados españoles perecieron en manos de los indios durante los primeros diez años de intento de conquista. Y el valiente caudillo de Xochipillan, Xiuhtecuhtli, secundando al aguerrido Tenamaxtle, organizaron la formidable coalición que culminó en 1541 haciendo que los conquistadores vivieran una época llena de peligros y contrariedades. Esto motivó que en ese año de 1541, enfurecidos los indios cayeran sobre los encomenderos y sobre los frailes que andaban empeñados en la tarea evangelizadora saciando en ellos su sed de venganza.

Esta rebelión de 1541 puso en peligro la conquista de la Nueva Galicia y la de todo el Virreinato.

Vencidos los caxcanes en el cerro del Mixtón, comenzó a ejercerse de hecho el dominio del gobierno español en los pueblos de la Gran Caxcana, y fue entonces cuando los misioneros con la generosidad de su alma pudieron proseguir la cristianización de aquellos pueblos que vivían en la idolatría.

Las poblaciones de importancia quedaron destruidas, entre otras, Juchipila, por la sangrienta guerra, y mudaron de sitio conservando su nombre pero adaptado a al fonética del idioma español y trazadas de acuerdo con las necesidades y costumbres de los españoles. Imposibilitados los indios para volver a formar una nueva coalición, resignáronse a aceptar el nuevo modo de vida en paz y concordia vencedores y vencidos, y comenzaron la reconstrucción de sus antiguas poblaciones, la mayoría de ellas en un nuevo sitio.

Decidida la batalla del Mixtón, los naturales comprendieron la noble y desinteresada misión de los frailes y pusieron su confianza en ellos, particularmente en Fray Antonio de Segovia, que con palabras llenas de dulzura, caridad y persuasión, se ganó el corazón de los indios, pues lo que no habían podido conseguir los soldados españoles con la fuerza de las armas, lo logró aquel humilde franciscano con la fuerza de la palabra, facilitando la conquista espiritural de los pueblos del Cañón de Juchipila.

En la labor de evangelización y reorganización social, el padre Segovia llamó a Fray Miguel de Bolonia por reconocer en él, que era un varón santo y de su mismo espíritu y celo, por tales dones lo envió adoctrinar a los pueblos de Juchipila, Nochistlán y los demás que habían tomado parte en el alzamiento de 1541, recomendándole que asistiera y consolara a los indios. El padre Miguel de Bolonia suplicó a Segovia le diera su bendición y partió a pie y descalzo camino a Juchipila, donde permaneció algunos días en el desempeño de su sagrado ministerio, y en seguida subió a las serranías en las cuales andaban dispersos muchos indios que pudo congregar en Juchipila y convertirlos en la fe de Cristo.

Teniendo como punto de partida el convento de la población de Juchipila fundado por él, emprendía sus correrías por Nochistlán, Jalostotitlán, Teocaltiche, Jalpa, Teul, Tlaltenango, Nayarit, Zacatecas y otras comarcas más, caminando siempre a pie varias leguas diarias por ser tantos los pueblos que comprendían su jurisdicción y pocos los religiosos de este tiempo.

Fue fundador del convento de su Orden (franciscana) y del primitivo hospital, por lo que los pueblos del Cañón de Juchipila están en deuda con él. Al padre Bolonia se le debe también gran parte de la formación cristiana de la nueva sociedad producto de la mezcla caxcana y española.

Inseparable compañero de Fray Antonio de Segovia para quien sentía cariño y veneración, procuró seguirlo en todos sus consejos y ser fiel continuador de la obra emprendida en los pueblos del Cañón de Juchipila.

En la labor de evangelización y reorganización social de los indios, colaboraron también varios caballeros españoles, cristianos viejos que se avecindaron en Juchipila. En esta importante labor reconstructiva figura el Capitán Don Diego Flores de la Torre, Primer Encomendero de esta provincia y fundador de este apellido. Heredó de su padre, el conquistador de la Nueva España y Alférez Real, don Hernán Flores, estos sentimientos humanitarios.

Conquistados y conquistadores se adaptaron a las nuevas circunstancias que el medio ambiente les ofrecía, proliferando el nacimiento de una nueva sociedad mestiza con la unión de españoles e indios. Vivieron así  en paz por casi tres siglos dominados unos, dominadores los otros, pero ambos bajo los ritos de la misma fe que los frailes habíanles inculcado y que los mantenía unidos trabajando por la existencia cada cual a su manera, hasta que comenzaron a gestarse los sentimientos de independencia de la Corona Española, y se dieron los primeros estallidos libertarios, ante los cuales los descendientes de los indios caxcanes y de los españoles no permanecieron sordos, sino que, abranzando la causa de la independencia, se adhirieron a los insurgentes.

Antecedentes de la Independencia

Transcurridos los años de 1810 a 1821, inicio y consumación de la independencia de México, la raza caxcana dio ejemplo de heroicidad en esta nueva jornada bélica. Ya en el México independiente, Juchipila no permaneció al margen de los acontecimientos nacionales como se verá en seguida.

El 11 de septiembre de 1860 como a eso de la una de la tarde, una gavilla de latrofacciosos en número de más de 200, atacó Juchipila, siendo rechazado el ataque por empleados y vecinos, contándose entre los cuales el Lic. José María Estrada, Juez de Letras; Manuel Guerrero, suplente del Juez Primero de Paz; Severiano Ruvalcaba, Secretario del Ayuntamiento; Andrés Portugal, Guarda Municipal; Feliciano Yánez, Administrador de correos; Anastasio Rodríguez, Recaudador de Rentas; Brígido Rodríguez, Administrador del Papel Sellado y Juan Portugal, Guarda de Rentas. Entre los vecinos se encontraban: Pablo Portugal, Feliciano R. De Esparza, Pablo Rodríguez, Valerio Loera, Cándido Rojas, Antonio Mercado, Ignacio Figueroa, Darío Macías, Miguel Figueroa, Agapito Venegas, Cruz López, Cristóbal Pereira, Marcial Arellano, Juan Nepomuceno Hidalgo, Carlos Durán, Regino Ruiz, Justo Aguilar, Pioquinto Figueroa, Victoriano Estrada, Epitacio García, Cenobio Salas y Cayetano López. El combate duró hasta las ocho de la noche, los asaltantes robaron e incendiaron algunas casa, siendo una de ellas la del licenciado José María Estrada. El cabecilla de los asaltantes, Anastasio Sigala, murió, y se llevaron varios heridos y seis muertos. Por parte de los defensores murió el teniente coronel Diego Figueroa de un balazo que recibió en la cabeza al estar apostado en la torre de la iglesia, y el vecino Pedro Briceño.                                       

Quedaron heridos el licenciado Trinidad García de la Cadena y el soldado Bruno Vargas. En total eran 32 de infantería y 22 de caballería los defensores de la población. Habiéndose negado el Sr. Cura Demetrio Mota a efectuar las exequias al cadáver del Sr. Figueroa, el gobierno dispuso su destierro del Estado.

Época  de la Reforma

Al frente de 2000 hombres que capitaneaba, se presentó en las afueras de las puertas de Juchipila el 25 de noviembre de 1862, el jefe reaccionario Antonio Aedo, haciéndose llamar General en Jefe del Ejército de Operaciones. Sitió la población e intimó al Jefe Político Feliciano Yánez la rendición de la plaza. Pero el Jefe Político reunió todos sus elementos de guerra y a los vecinos y se preparó para la defensa, a los cinco minutos los sitiadores rompieron el fuego encontrando valiente resistencia por los defensores; hasta las mujeres de todas las esferas sociales se ocuparon de ayudar a los sitiados, auxiliando a los heridos y preparando y distribuyéndoles alimentos. Estas tareas las desempeñaban en medio  del fuego del enemigo. El sitio duró ocho días, hasta que el dos de diciembre llegaron los guardias nacionales de Tlaltenango, Colotlán, Huanusco y Villanueva. Murieron en la acción por parte de los defensores, Anacleto Estrada, Comandante del Batallón, el capitán Felipe Macías de las fuerzas de Colotlán; de Juchipila seis soldados y un vecino. En este combate se distinguió el Jefe Político de Taltenango, Sr. Gregorio Velázquez Román y el Comandante José Caballero; el C. Ignacio López de Nava, de Tabasco; el Jefe Político de Juchipila Feliciano Yánez y el Comandante José Sandoval; el Alférez Máximo Medina y el ayudante Agustín Naredo; los capitanes Victoriano Estrada, Ramón López y Brígido Rodríguez; el teniente Camilo Rodríguez, y los señores Andrés, Juan y Pablo Portugal, así como el C. Pioquinto Figueroa. La proeza de burlar la guardia enemiga para pedir refuerzos a Tlaltenango, fue de Bonifacio Falcón, ciudadano común que se convirtió en héroe del rompimiento del sitio de Juchipila en 1862.

En el mes de abril de 1870, don Mariano García de la Cadena con 200 hombres a su mando atacó la plaza de Juchipila, siendo derrotado por las fuerzas defensoras a las órdenes del Jefe Político y Comandante Militar don Brígido Rodríguez. Murieron en este combate Ramón García y Refugio Sandoval, sobrino del señor García de la Cadena y fueron sepultados en Tlaltenango.

Época del Porfiriato

 Debido al descontento que fue generalizándose en el país contra el gobierno del general don Porfirio Díaz, un numeroso grupo de ciudadanos de Juchipila no permaneció insensible ante el sufrimiento de la clase desposeída, y los integrantes de ese grupo comenzaron a reunirse en locales comerciales para comentar los acontecimientos políticos nacionales, los cuales se agravaban cada vez más. Estas reuniones, informales al principio, fueron adquiriendo mayor formalidad conforme avanzaban las ideas sobre una posible revolución. El '€œImparcial'€ difundía los conceptos revolucionarios de los Flore Magón que calaban la conciencia de la ciudadanía interesada en el cambio del estado de cosas que prevalecía en ese entonces; los pobres se hallaban en franca desventaja frente a los que detentaban la riqueza de los bienes materiales y el poder.

Época Revolucionaria  de  1910

Aquel grupo de personas que se reunía a dar lectura al periódico en alta voz para luego comentar las noticias, pronto encontró la manera de ponerse en contacto con don Francisco I Madero, notificándole del quehacer político que estaban desarrollando; el Sr. Madero fortalecía la ideología revolucionaria de los patriotas de Juchipila con frases conceptuosas que pugnaban la igualdad y la justicia social para todos.

En el grupo figuraba una dama que infundía respeto y firmeza en llevar adelante los trabajos iniciados en respuesta a la opresión que sobre el pueblo ejercía el gobierno del general Díaz, y de este modo surgió el Club Antirreeleccinista de Juchipila en el año de 1909.

Esta efervescencia política dio como resultado que Porfirio Díaz perdiera las elecciones de 1910 en este distrito electoral, hecho que enorgullece a la ciudadanía de esta porción del territorio zacatecano, descendiente de la guerrera raza caxcana. Hubo, naturalmente, represalias, encarcelamientos y redada a la prisión de Santo Domingo de la capital del Estado. Después de algunas averiguaciones, varios prisioneros quedaron libres; pero 14 de ellos fueron trasladados a la PENITENCIARÍA DEL Distrito Federal; entre estos últimos se encontraban el Sr. Crispín Robles Villegas y el Dr. José Macías Ruvalcaba. (El Dr. Macías era originario de Apozol).

Los principios de libertad, igualdad y justicia para todos siguieron latiendo con mucha energía en el corazón de la gente del campo y de la ciudad, y en el amanecer del 15 de abril de 1913, don Crispín Robles Villegas comandaba el 40 Regimiento de Caballería del Ejército Constitucionalista con el grado de Coronel.

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